Estoy roto.
Vengo de jugar y perder; lo que hace que los dolores duelan más.
Igual estamos bien. Vamos a clasificar, pero el gustito amargo que me queda en la boca no es precisamente sangre del baso a punto de estallar por la falta de oxigenación.
No.
Es que este partido en particular queríamos ganarlo. Incluso a cualquier precio!!
Me encontré reflexionando sobre esto camino a casa, mientras conducía sobre el empedrado que rodea el cementerio….
demasiados detalles que sólo hacen que usted se pregunte., dónde mierda juega este pibe??
Lo cierto es que ese “a cualquier precio” me hizo recordar otro pintoresco evento.
Corría el año mmmmengueche y yo, estudiante de abogacía, realizaba practicas durante mi horario laboral en el departamento de asesoría letrada (siempre supervisado por Luji, la jefa).
En estos menesteres es que conozco a Gi (alias canarito).
Para que ud se dé una idea de cómo era canarito deberá imaginarse a la vedette Eugenia Ritó.
Rubia, curvilínea, chiquita (muy)… de cara….mmm... bonita…qué se yo.
Gustaba de usar un vestido mínimo que apenas le tapaba la cola y moldeaba su busto a la perfección. Desconozco el nombre de esa tela que se adhiere al cuerpo, pero bueno, era de esa tela.
Y además era amarillo furioso.
De ahí que la muchachada (mi barra perfecta) le pusiera el mote de “canarito”. Porque cuando digo que gustaba de usarlo, estoy diciendo que se lo sacaba pocas veces. Si, claro, las obvias y no muchas más.
Poco tiempo transcurrió desde que la ví por primera vez hasta que nos besamos. Una semana máximo.
Canarito llamaba la atención y le gustaba hacerlo.
Así, yo tenía que soportar - por ejemplo- que ella sonriera cuando de una obra, alentados por el minúsculo vestidito, 10 desaforados trabajadores de la construcción la “piropearan” haciéndome creer que yo era el hombre invisible (o un nabo, o ambas cosas). En realidad uno espera tamaña reacción de los peones de una obra, ahora, cuando tomados de la mano, los autos tocan bocina uno ya se siente un verdadero pelotudo.
Reduje las salidas al mínimo necesario.
Canarito tenía gustos realmente horribles en lo que a música respecta. Canarito decía “la calor” y “fui de mi hermana”. Canarito era impuntual y grosera. Canarito sabía como avergonzarme en público.
Canarito cogía como pocas. Canarito tenía muuuy buen sexo.
Por esos encuentros yo soportaba lo que soportaba. Sentía que en algún punto le había vendido mi alma al diablo.
Así nos vimos aproximadamente un mes y medio. Maso.
Canarito tenía otras cosas como, por ejemplo, unas amistades impresentables y peligrosas que conocí sin quererlo cuando ella los invitó a mi depto. casi al final de nuestra corta relación (amigos de lo ajeno, poco afectos al trabajo estable o licito agrego yo, etc) de hecho, este incidente precipitó la separación.
Ningún polvo justifica caer en cana por traficante (algo de eso también había).
Qué hicieron o harían “a cualquier precio”?
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