Nada.
La radio se empecinaba en transmitir sólo un ruido monótono a estática que, en medio de la niebla cerrada, creaba una atmósfera de soledad y aislamiento.
De pronto…
Un sonido grave, seguido de otro más agudo y un rugido uniforme, constante, pesado… y otro más y otro más. Resultaba imposible en semejante bruma descubrir el origen de tal sonido.
Otra vez el rugido.
Alcanzo a divisar entre las sombras una figura que se mueve a nuestro lado, inmensa, extensa, amenazante
- ES UNA SERPIENTE GIGANTE grita el vigía.
Una gota de sudor frío corre por mi espalda; aumento la velocidad flanqueando a la bestia pero su tamaño es enorme. Recorremos cientos y cientos de metros con el monstruo a la par. Si quisiera devorarnos no le requeriría esfuerzo alguno, casi como el que no me demanda liquidar en ese instante el paquete de “rumbas”…por los nervios.. cualquier adversidad se supera mejor con el estómago lleno.
Esto (las Rumbas) y los rezos histéricos de mi acompañante parecen dar resultado.
Como si atravesáramos un muro invisible, la niebla desaparece en forma instantánea, permitiéndonos descubrir el origen del rugido aterrador, mostrando la verdadera “cara” de la serpiente
Liberadas las rutas de comercio, una interminable hilera de naves mercantes se movían cansinamente transportando sus productos con destino diverso.
Para festejar liquidamos las “mellizas”
Poco dura la tranquilidad.
El instrumental da la alarma. En el intento de huir del supuesto monstruo consumimos más combustible del previsto; debíamos reabastecernos.
Guiado por mi instinto me desvío de la ruta principal, sin embargo, en el preciso instante en que lo hice tuve la certeza de haber cometido un error. Cada metro recorrido parecía alejarme de mi destino final y consumía el poco combustible que nos quedaba. No ayuda en nada la absoluta soledad del atajo.
La ruta se convirtió en un camino vecinal y éste en una avenida empedrada por la cual ingresamos a un pueblo totalmente deshabitado, al menos eso aparentaba, sólo faltaba el cardo rodando por la calle principal.
Mantuve el rumbo y arribamos a una plaza – también desierta – rodeada por el correo, un banco, una iglesia y una delegación municipal. Ningún movimiento.
La plaza tenía un cartel con la leyenda ”REPUBLICA DE ITALIA”
Cansado por el viaje, pero con la certeza de no haber cruzado el océano decidí continuar adelante, esta vez, orientándome sólo por Febo, mi buen amigo.
Eso resultó.
Por fin divisamos vida humana.
En un extremo del pueblo, un solitario proveedor nos reabastece y por el mismo precio me indica por dónde continuar el trayecto.
Mientras me alejo alcanzo a ver detrás del gentil hombre un cartel con las siglas YPF (Yeoman Plant Fight), confirmando que el interior se hinchó las bolas.
Dejamos atrás ese pequeño pueblo fantasma. El sol me indica que es el mediodía. Más precisamente las 12:45 con 32, 33, 34 segundos
El calorcito y la monotonía de la ruta me hacen pensar sobre la suerte del pueblo casi sin habitantes…
Me imagino a mi mismo como el último hombre sobre la faz de la tierra, recorriendo pueblo tras pueblo en un mundo habitado – y dominado - por las mujeres.
Algunas veces sería esclavizado, otras confundido con un dios y otras sería el salvador del problema de turno, pero siempre terminaría partiendo hacia la puesta del sol, no sin antes hacer el amor con la reina amazona del lugar (una diosa infernal de pechos generosos)
- “en qué pensas?” me interrumpe mi chica.
- “En vos” respondo rápido de reflejos
Retomamos la ruta principal habiendo dejado atrás la cadena montañosa de Tandilia.
A mi izquierda un cartel indicador nos informa de la existencia de una granja experimental
Resulta imposible no imaginar las atrocidades que allí se deben realizar a la usanza de “La Isla del Dr. Moreau”
Finalmente llegamos al cruce definitivo, el último giro antes de llegar a destino.
Un humo negro cubre el ambiente y las llamas se elevan desde el suelo.
Como en “Crossroad” el demonio se aparece cortándonos el camino. Esta vez lo hace en forma de “piqueteros”
Uno de ellos me observa con ojos que desnudan su intención. Contesto su mirada, mirándolo – a su vez – directo a los ojos. Le digo, sin decir palabra, que estoy de su lado, que puede contar conmigo, que su patriada es la de todos.
Él sostiene mi mirada y me responde entrecerrando los ojos y sin mover los labios “Eres mío mortal. Retendré el 80% móvil de tu alma!!”
JAMAS!! respondo sin miramientos, a la par que acelero haciendo chirriar mis neumáticos y girando hacia la izquierda para sorpresa del ángel del averno.
Mi amigo es muy cool. Vive en un country que queda a kilómetros de la ciudad de La Plata, vistesssss?
No necesito atravesar el maldito piquete.
Saludo con mi dedo mayor extendido y me sonrío pensando en la fiesta de bienvenida.
Moni me recuerda que la fiesta es por el cumple de Ed.
No por mi.
….
MALDICION!!
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