Era una más de las muchas noches frías de otoño.
Como tantas otras veces me senté, frente a la compu, esperando la llegada de mi musa.
Muzzarella y roquefort.
Pedí una grande
Escribo mejor con el estómago lleno.
Nada me haría prever lo que estaba por suceder, ni la lluvia fina como agujas ponzoñosas que mojaba la hierba muerta. Ni los lamentos y quejidos de las aves nocturnas que se escuchaban acompañados por el lúgubre ulular del viento que resoplaba por entre las hendijas de mi persiana. Mucho menos la monótona melodía de un violín lejano que clavaba sus notas melancólicas en los corazones de los amantes desdichados.
Nada.
Chopper, nervioso, gruñía gravemente.
“LA PIZZA!!” – me dije y corrí a atender al delivery
Sin embargo, no habia a nadie.
A mi regreso, encontré al perro mirando fijamente la pantalla de la PC
Había entrado un correo
Era la buena amiga “DONDELOHABREDEJADO”, que me escribía desde tierras muy lejanas.
Feliz por recibir noticias suyas lo abrí desprevenido. Nunca imaginé que, en verdad, se trataba de material para una nueva entrega de…
(gritos – desmayos – corridas histéricas, alguien aprovecha a tocar un culito – otros se rajan sin pagar la consumición)
Oriunda de la ciudad de Bahía Blanca, “dónde” nos envió - antes de pasar a mejor vida - (está de vacaciones), una historia que ella vivió en carne propia antes de partir a la otra punta del globo.
Conozco al protagonista y como probablemente ud, aterrado lector vecino de la ciudad, también lo conozca, mantendremos - con pudor – en secreto su verdadero nombre.
Con ustedes, la historia:
…Cuando yo estaba terminando el secundario tuve un profesor de abogacía, cuyo apellido era MGÑÑFFF. Lo conoces?? Calculo que el tipo hoy en día debe tener unos 60 años, más o menos.
La cuestión es que el tipo tenía un bulto monumental. Al principio pensábamos que estaría al palo, pero luego nos dimos cuenta de que siempre era así, tenía bulto grande. Como solíamos mirarlo, nada delicadamente, se ponía las manos adelante, cuando daba clases, para taparse la zona.
Llegó un momento que era el tema obligatorio, el bulto de MGÑÑFFF, y se hacían muchos chistes a partir de ese tema.
Una compañera a la que llamaré La Flaca estaba muerta por él. La verdad es que no sé qué le veía, a no ser por sus características bulteriles el tipo no valía un carajo... pero, bue, gustos son gustos
Finalmente la flaca se decidió a encararlo, porque no daba más de calentura y lo invitó a ir a su casa. El tipo primero se hizo el estrecho, el casado, el hombre fiel... hasta que la flaca le mostró el documento y le probó que era mayor de 18, entonces el hombre se entregó de una.
Fueron a la casa de ella. Un departamentito chiquitito, de esos que son un pasillo largo y cuatro o cinco departamentitos con patio. El de ella era el último del pasillo.
La flaca dejó las luces del patio apagadas y les dio una llave a las que eran más amigas. Más allá del levante, el tipo constituía un mito y valía la pena compartir algo de la historieta. Las chicas entraron y se escondieron en el patio, sigilosamente.
Había dejado las persianas bajas pero no del todo, cosa que quedara entre maderita y maderita la rendija por donde “pispear” (y junar las medidas del gran macho), las testigos fueron cuatro chicas de mi curso.
Parece que la cosa llevó largo tiempo hasta que el hombre respondió, por lo que las chicas del patio no paraban de putear, porque era invierno y se cagaron de frío. Pero lo peor de todo fue la decepción, la decepción para ellas y mucho más frustrante la decepción que se llevó la Flaca…
MGÑÑFFF la tenía re chiquititaaaaaa!!!!
El gran bulto se debía a que el tipo era un huevón de aquellos.
Desde ese día, le pusieron el sobrenombre de BARRITA DE ORO.
"Barrita de Oro" era una marca de fideos que había en Bahía Blanca hace mil años. Por la tele pasaban una propaganda con un dibujito, en el que el paquetito de fideos (simpático, con bigotitos) decía: SOY PURO, PURO HUEVITO!!!!
...
Cerré el mail.
Apagué la compu y me fui a ver una peli, no sin antes reflexionar que…digan lo que digan…
EL TAMAÑO ES IMPORTANTE !!
Menos mal que me pedí una pizza grande.
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