Yo sabía que no estaba paranoico. A mi, alguien me sigue...

17 de marzo de 2010

UN ACTO DE VAGANCIA


Llueve


Llueve como nunca.
En realidad, llueve como siempre, pero esta vez con más intensidad que otras. Son las 11 de la mañana de un día miércoles y en lugar de estar en tribunales mintiendo descaradamente en defensa de los derechos de mi cliente, estoy hecho un bollito bajo las mantas. Es mi tercer día de gripe y no salí a la calle.

Todo el mundo sabe que el primer día es el jodido. Uno, prácticamente, no puede respirar y el cuerpo te duele como después de un torneo de seven. Al segundo - medicación y reposo absoluto mediante - la cosa comienza a mejorar y el tercero, si se portó bien, uno ya casi esta recuperado.

Quedarse en la cama, hoy, fue más un acto de vagancia que otra cosa.


La diferencia es irrelevante. El resultado es el mismo.

Esto que ahora afirmo no siempre es así. Existen muchas otras veces donde la diferencia entre el amor y el odio (ponele) depende de un mínimo gesto, de una llamada a tiempo o de encontrarse en el lugar exacto (o, al menos, no estar en el equivocado)
El errar una fecha puede desencadenar un vendaval de reproches, tanto como un nombre equivocado puede generar la más atroz de las tormentas de ira.

No se necesitan grandes yerros para lograr que un amor fracase o que una empresa quiebre.
Cuántas veces hemos visto que la vida de alguien cambia de un instante al otro, en una fracción de segundos, a raíz de un ínfimo detalle no previsto.
Cientos de madres solteras dan fe de ello.

Triana
(la señorita en cuestión no se llama así. Casi nunca doy el verdadero nombre de mis amigas, entonces, como el jueves pasado atendí a una joven que se llamaba así y me encantó (el nombre), la chica del relato se llama Triana)
Decía, Triana era una morocha rebosante de simpatía.
Me hacía reír como pocas y, siendo la hermana menor de tres varones, conocía los códigos masculinos casi a la perfección. Eso siempre es un plus.
Físicamente…no era Miranda Kerr (cuidado Megan. O te decidís o fuiste) pero hay que reconocer que tenía lo suyo. Lo que le faltaba de curvas lo suplía con su antes mencionado encanto.

Trabamos amistad casi de inmediato. Compartimos tardes y salidas. Fuimos confidentes uno del otro, lo que hizo que yo supiera de sus gustos (todos) y ella de los míos (todos). Retenga este dato.

Ni siquiera fue una sorpresa el primer beso entre nosotros. Fue algo natural y hasta lógico.

Habíamos compartido una tarde de estudio; sin planearlo y ni siquiera pensarlo, se quedó a cenar; luego de ello, nos tiramos en el sillón (en verdad, en la cama que hacía las veces de) a ver una peli.
Los primeros “mimos” fueron inocentes. Los segundos ya no.


Luego del primer beso, nos miramos y sonreímos. No hizo falta decir palabra alguna. Entre caricias y más besos fuimos despojándonos de la ropa…
Habiéndola desnudado casi por completo, la alcé, tomándola por debajo de su cola y la deposité en la cama, boca arriba. Me arrodillé a su lado y me dispuse a bajar su braga mientras besaba sus pechos…su abdomen...su ombligo…
WTF ?!!
Dije que ella conocía TODOS mis gustos.
En qué momento confundió la “u” con la “a” ?

Pocas mujeres he conocido más “peludas” que Triana; pero peluda MAL.

Afortunadamente era algo que tenía solución y al segundo encuentro todo estuvo prolijo y como a mi me gusta.
Igual no duramos mucho.
No hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión


Qué cosa les baja la libido abruptamente?


No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails