Yo sabía que no estaba paranoico. A mi, alguien me sigue...

22 de diciembre de 2008

A PUNTO DE ESTALLAR


Estamos a nada de la cena de nochebuena y, no sé ustedes, pero yo estoy a punto de estallar.

Mi reciente nuevo estado Avesicular (no sé si existe pero si no, debería) me permite mandar a bodega un tropel de platos variados, casi sin intervalos de tiempo.

Estoy comiendo como en un concurso de feria.

No ayuda en lo absoluto la infinidad de cenas y almuerzos “para despedir el año”.
Casi noche por medio quedamos con los del colegio de abogados, o los del club, o los amigos de siempre, o los no tan amigos o directamente con unos tipos que no te bancas del laburo, incluso sé de casos donde se juntaron unos desconocidos que pasaban por ahí, lo importante es tener una excusa para salir a morfar en grupo antes del 31.

Los que están chochos son los mozos.


Estoy convencido que los mozos son miembros de una fraternidad secreta que esconde algo. Es mi objetivo (uno de ellos) para el 2009 descubrir qué.

No me fío de los mozos y muchísimo menos de las sensuales camareras que me sonríen.
Cuando lo hacen doy vuelta la cara inmediatamente, cierro los ojos y recito rapidito y mentalmente la letra de la canción “conociéndote” de Banana Pueyrredón.
Yo creo que en el poder hipnótico de esas sonrisas. En el fondo buscan hacerme comer lo que ellas quieren vaya uno a saber con qué terribles propósitos.

En mi secreta guerra con los mozos he descubierto ciertas conductas recurrentes que paso a detallar:

Cuando el restaurante esta atestado de gente, caminan despacio entre las mesas, llevando los platos de a uno, haciéndolo sentir culpable, al que esta sentado, por la demora. Ud debe clavar la vista en el salero y comer así porque si levanta la nariz corre el riesgo de ser “ojeado” por los que esperan por su mesa. Es la táctica del divídelos y véncelos

Cuando traen la cuenta, jamás esperan a que el cliente saque el dinero. Eso simplificaría el proceso de manera innecesaria. Se van para volver a recogerlo 30 minutos después.
Ud - en ese lapso - aprendió a doblar las servilletas en forma de cisne

Manejan un timeing muy especial que yo llamo “choque y rebote” (son entrenados en campos militares israelíes). Recorren el salón mirando fijamente a cada comensal, mas en el preciso momento en que uno de ellos amaga levantar una mano, un dedo o tan siquiera una ceja, giran sobre su eje dándole inmediatamente la espalda y partiendo en sentido contrario sin darse por enterado.
Si ud se queda en esa posición, es más probable que se detenga el colectivo 60 al lado de su mesa que un mozo.

Sin embargo, conozco - también - el talón de Aquiles de estos seres, LA PROPINA

Pero eso es materia de otro post

Cómo esto es lo último que subo antes del 24 quiero que sepan que éste blog les desea a todos una muy...


PASENLO GENIAL !!

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