Yo sabía que no estaba paranoico. A mi, alguien me sigue...

1 de marzo de 2008

DEDICADO A NANDA (PARTE III - FINAL)


El caso tres es el más caro a mis afectos, pues cuenta con la participación protagónica de AP, amiga entrañable.

Es posible que una amiga te cause dolor?
SIN DUDA.

La mayor de las veces en forma involuntaria.
Yo mismo he lastimado a muchos de mis amigos. Me reservo la voluntariedad de aquellos actos impíos. Igualmente luego los he sabido compensar de distintas maneras. No perdamos el hilo dental del posteo.

AP, que en aquel entonces cursaba los últimos años de su carrera de odontóloga en La Plata, necesitaba de una boca dispuesta a someterse, sin demasiadas preguntas, a los caprichos de su programa de facultad, que en realidad no era más que otra forma de nombrar a ese “decálogo del perverso”.

Yo, por mi parte, estaba siempre presto y bien dispuesto a ayudar a una amiga. Y además necesitaba un tratamiento de conducto.

Lego como soy en el arte de la odontalgia carezco de facilidad para detallarles pormenorizadamente los pasos necesarios para realizar el referido tratamiento y la respectiva corona pero más o menos parece que el asunto es así:

1) tome a un desprevenido transeúnte. Si es un incauto amigo se le facilitaran las cosas.
2) Mediante engaños lícitos y ardides sensibleros siéntelo en su sillón de odontólogo.
3) Tome un alicate y métaselo en la boca agarrando fuertemente la pieza que desea extraer. Vaya aflojándola poco a poco dándole tirones hacia los lados y con cuidado de que no se parta la raíz. Cuando la sienta floja, tire duro de un solo golpe, total, tenga presente, es de otro.
4) Antes o después. No recuerdo. Hay que tomar una impresión de la dentadura. Para ello, llame a la llama y llene la boca de la victima con un engrudo repulsivo. Si puede mancharle la camisa al bobo, MEJOR.
5) Ud. sabrá que la consistencia de la masa asquerosa es la correcta si observa que la víctima adquiere un color morado a la par que abre enormemente los ojos y se retuerce en el sillón como pez fuera del agua.
6) No es absolutamente necesario para el tratamiento pero si puede llamarle la atención al caballero, acusándolo de flojo por no poder aguantar la respiración más de 4 minutos, dése el gusto.
7) Pídale al ingenuo que escupa, aún cuando ud. sepa que ni tragar saliva puede, sobre todo luego de haberle metido esa especie de caramelo masticable gigante de dulce de leche pero sin el sabor rico.
8) Mida la encía donde aplicará la prótesis. AH. AH. AH (acento en la última AH). No hay suficiente espacio. No hay problema se hace un corte gingival.

Y es allí donde comienzan en verdad todos sus (mis) problemas amigo.

Recuerde que la casi odontóloga será examinada por su trabajo y por ende, cualquier contrariedad que Ud. le represente no sólo implicará que sea maldecido por lo bajo, sino que lisa y llanamente será su persona, la mía, la de este humilde negrito soñador, por los próximos siete días, que es el período que tardará en volverlo a ver, el más oscuro de los seres sobre la tierra, venido a este planeta con el único propósito maligno de cagarle la materia.

Que nunca antes en su vida haya hecho un corte gingival es un detalle menor para la señorita. En alguna clase lo dieron y por ende, en algún apunte del centro de estudiantes debe estar, con suerte, hasta con figuritas y todo. Lo importante es que para la próxima visita la encía esté como siempre debió haber estado, esto es, esperando mansamente la prótesis y por supuesto, arrepentida de haber generado tantos contratiempos.

Siempre fui un tipo de mucha suerte y en otra oportunidad explicaré por qué. Ahora sólo mencionaré que una amiga de mi amiga tiene un hermano odontólogo, con consultorio y todo, vea.

Esa amiga, en un acto solidario similar a la acogida de jerarcas nazis en tierras patrias ofreció, entre semana y en horario de no atención, prestar las instalaciones para que AP realizara la mutilación. - QUÉ ?!! un corte no es una mutilación ? por qué no te haces VOS un corte gingival ???!!!!! –

Así, un hermoso día sábado, con 29 grados de temperatura, (nótese que generalmente hace calor, lo que refuerza en mi, la idea de un designio infernal en los actos relativos a la odontología), me dirigí al ignoto consultorio de este anónimo odontólogo para buscar a la desconocida hermana, gracias a Dios sabía la dirección.

Dentro del consultorio me tranquilicé un poco.

La niña era joven y agraciada. Dos características que siempre destaco con agrado en las mujeres.

Desde el momento mismo en que llegamos pude observar una demostración de gran afecto entre mi amiga y su amiga. También pude notar que hacía considerable tiempo que no se veían, a juzgar por lo mucho que hablaban, desarrollando una inmensa y variadísima gama de temas disímiles entre sí. También observo lo mismo en mi vieja hablando con su vecina, a la que ve a diario y en más de una oportunidad por lo que en realidad estoy confundido al respecto.

Enfrascadas en su conversación, apenas me dijeron que me sentara y como al pasar me arrojaran un trapo que me pego en la cara. (un baberito descartable de lo más mono) Sin dejar de hablar una encima de la otra tomaron el instrumental. Sin dejar de hablar una encima de la otra hicieron chistes sobre lo ignorantes, iletradas y burras que eran respecto de los cortes gingivales, ja ja muy gracioso. Sin dejar de hablar una encima de la otra tomaron un bisturí del tamaño del sable corvo que usa Sandokan para abrir de punta a punta al tigre de la Malasia y sin dejar de hablar una encima de la otra introdujeron el afiladísimo escalpelo en mi boca.

Alguno advirtió que jamás mencioné la palabra anestesia?

Me gusta decir que les llamé la atención con voz firme.
Y seguramente lo hice, cuando pude recobrar el habla.
Cosa que ellas nunca perdieron.



PD: odio 3 cosas. Las arañas, los odontólogos y una tercera cosa que sólo confesaré en mi lecho de muerte.
 

No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails