Yo sabía que no estaba paranoico. A mi, alguien me sigue...

29 de febrero de 2008

ERAMOS TAN JOVENES (FINAL)


Amigo.

Si Ud. no leyó la primer parte de este post, DEJE DE LEER EN ESTE INSTANTE!!
Luego diríjase al posteo anterior y no sólo habrá guardado cierta coherencia en la lectura sino que además podrá comprender mejor lo que aquí se narra.

Ahora…si me hizo caso, el párrafo anterior no lo pudo leer y debe estar mirando los bordes de su monitor o la tecla “N” del teclado mientras piensa si será cierto que las vaquitas de San Antonio que conceden deseos son aquellas que poseen impar cantidad de manchitas en el lomo.…que cagada…
Bueno, yo escribo igual, mis amigos suelen no respetar las reglas, por eso son mis amigos.

(vista aérea de la ciudad. Se escuchan campanas. La cámara enfoca el campanario, zoom. Nave principal de la iglesia, más acercamiento, altar...cura…monaguillo…si, AHÍ ESTOY YO)

La conocí en un carnaval. Mis intenciones eran mojarla, cuando me acerqué lo suficiente a ella, mis intenciones fueron bien otras… o no tanto. Charlando supe que ella era “guía” en la iglesia de mi barrio. Así se llamaban las integrantes del grupo scout al que pertenecía.
No lo dudé ni un instante.
Al otro sábado estaba yo formándome en el patio de la iglesia con los tres deditos haciendo el “siempre listo”. VAYA SI YO ESTABA SIEMPRE LISTO.

Sólo saber que los campamentos eran mixtos generó, en mí, un mundo de fantasías eróticas. Me imaginaba recostado en las carpas, sobre almohadones mullidos y rodeado de ninfas desnudas que en el momento propicio se apartaban para darle paso a mi elegida.

Marcela entraría envuelta en la bandera del Scoutismo como toda vestidura. Se arrojaría sobre mi y me pediría que le hiciera el amor, luego haría mate cocido con pan untado con dulce berreta donado por los supermercados de la zona.

Estas imágenes me ganaron algunas erecciones y la entrada segura al infierno, junto a Adolf Hitler y Margarito Tereré, ya que muchas veces venían a mi mente durante las largas misas en las que oficiaba de monaguillo (un precio alto que debía pagar sábado por medio)

Nuestros 14 años no eran los 14 de ahora, nunca pasé de segunda base.
De la iglesia me terminaron echando.

Conclusión: mi primer encuentro serio con la iglesia en la vida fue para tener sexo

NOTA: el segundo fue por el mismo motivo. Con Miguel (6 años después) nos presentamos - muy seriecitos – en el colegio Eucarístico de La Plata (un establecimiento RELIGIOSO sólo para señoritas), pedimos una entrevista con la madre superiora y muy formalmente solicitamos se nos admitiera como preceptores.

La historia es desopilante y tan real como todo lo demás que se lee aquí, pero merece un posteo aparte, sólo adelanto que no lo conseguimos (el trabajo) y que faltó poco para que la monja llamé a la policía o a un exorcista..o las dos cosas.

(con un ingenioso programa digital pasamos del rostro de un briks de 14 años al de uno de 19. Suena New Order y un grupo de estudiantes asciende riendo y bromeando por las escaleras de la Universidad de La Plata. Algunos giran a su derecha e ingresan a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, otros lo hacen a la izquierda y se dirigen a las aulas de Psicología)

Romina G. era de Azul, costeaba sus estudios trabajando en un solarium (“Gala”). Decir que era bonita es como decir que el Diego juega bien al fútbol. Uno se queda corto. Romina estaba más buena que las milanesas de mi Abuela Estela!!

Desconociendo sus horarios laborales debo decir que la ví un poco por fortuna y otro poco porque hice lo imposible para que esto sucediera, dos o tres veces. Sin más excusas para pasar por su trabajo y con temor a no verla más, creí buena idea realizar un par de ritos de magia negra casera; los Dioses oscuros me han sido esquivos más de una vez pero ese día, la cabra que sacrifiqué parecía no haber muerto en vano. A la tarde coincidimos en la escalera de la facultad. Psicología y Derecho compartían el edificio de calle 48.

“Hey Romi!!” – “Hola Briks! (sonrisa)(hermosa sonrisa) no me digas que vos también estudias psicologiaaa??!!” – “eeehhh SI” (sonrisa)(nerviosa sonrisa).

Dicho esto no podía echarme atrás.

Por qué dije si, es un misterio aún hoy no develado para mi. Podría haber dicho que no, que estudiaba derecho y que nos encontrábamos en dos horas en la misma escalera..pero me salió si. No sé. Dije si. Comenzaba el semestre y Romina cursaba Psicología Evolutiva.
Yo también.

La mentira duró poco menos de un mes. Algo así como siete u ocho clases, nunca le llamó la atención que mi nombre no figurara en la lista del bedel.
Confesé la farsa disfrazándola en una romántica declaración. No me condenó y me aceptó entre sus brazos. Muchas cosas buenas me dió esa relación, entre ellas, el saber que la psicología es la disciplina que estudia los procesos mentales en sus tres dimensiones: cognitiva, afectiva y comportamental, a las que se pueden sumar las dimensiones moral, social y espiritual de la experiencia humana. Vos sabias eso?

Conclusión: Mi primer fraude académico en la vida fue para tener sexo

(título superpuesto a la imagen. Versa: “un año después”. La cámara entra por la ventana del departamento, suena un portero eléctrico, atiende Briks. Invita a alguien a pasar y deja la puerta entreabierta. En el estero suena The Cure)

Mónica V. era una morocha cautivante, hermosa, sensual, inteligente y divertida. También era flor de hija de puta.
Los trucos que hasta entonces me habían dado buenos resultados, con ella no funcionaban. Mis frases ocurrentes eran sistemáticamente aniquiladas por esa embajadora de Belcebú.
Mis actos más románticos, tal como invitarla a comer pollo y cederle las dos patas, tenían por toda respuesta el frío de su desinterés.
Mis humoradas que en otras niñas arrancaban gemidos de amor y alteraciones del pulso a Mónica apenas le provocaban una sonrisa disimulada.
De nada valía que yo fuera un excelente bailarín bajo la ducha, ella se negaba a comprobarlo.

Nada parecía resultar.

Convencido que ésta sería una más de mis historias con final poco feliz (son mayoría) me relajé y la comencé a tratar como lo que era. Una amiga.
Mate en su casa, mate en la mía, esa tarde vino como siempre a boludear. Venía al lugar indicado, la casa de un boludo, un boludo que se le ocurrió – de gracioso nomás – sorprenderla entrando por la ventana del living mientras ella lo esperaba sentada allí.

El detallé es que la ventana del living estaba en un octavo piso y la cornisa no tenía más de 15 cm.

El efecto inmediato no fue el esperado, la ocurrencia no le causó gracia. Se asustó, me puteó, se fue. Reconozco que como táctica de seducción deja bastante que desear, o no, qué se yo…
Vieron como son las minas!
Llámenlo instinto maternal o simplemente pudo haber pensado “si a este pibe no lo cuido yo, no llega a los 21” lo cierto es que hubo reconciliación y hubo otras cosas más. Bastantes cosas más, tanto como que (impasse de por medio) desde hace 9 años duerme a mi lado.

Conclusión: mi más grande estupidez de la vida NO fue para tener sexo y me consiguió eso y una infinidad de cosas más.

Todas buenas.
 

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