Yo sabía que no estaba paranoico. A mi, alguien me sigue...

29 de febrero de 2008

SAN VALENTIN


Ah, el amor...

Recuerdo aquel atardecer juntos, envueltos en la incomparable plenitud del amor. Las últimas luces se colaban al cuarto por entre las tablillas de la persiana, regalándonos un tenue tinte dorado que bañaba nuestros cuerpos desnudos.

Mis manos tomaban su rostro, acariciaban su cuello y descendían en busca de las suyas. No había lugar sobre su piel ajeno al suave roce del dorso de mis manos, a la anhelante presión de las yemas de mis dedos, que la recorrían para luego perderse entre la húmeda profundidad de sus pliegues. Incapaz de toda resistencia, su boca se entregaba a los vaivenes de mi lengua, mientras su respiración obedecía indefensa los designios de mis caricias.

Varias veces trepamos juntos, para dejarnos caer abruptamente, sin preámbulos, en un juego sin palabras que se repetía y se inventaba de nuevo cada vez.

Nuestros sentidos comulgaban armoniosamente, y era tal vez en el cruce de las miradas donde esa sensación casi mística se expresaba con mayor intensidad. Nuestros ojos, que habían acompañado celosamente el estremecimiento de los cuerpos, se encontraban y volvían a perderse en la negra intensidad de las pupilas.

Era entonces, saciados de lujuria y deseo, que el impulso irracional que segundos antes había dominado cada uno de nuestros movimientos, cedía su lugar a una deliciosa contemplación. Aturdidos aún por los acontecimientos recientes, comenzábamos a recuperar lentamente la razón que, sin embargo, era incapaz de dar cuenta de lo ocurrido.

Una palabra se adueñó de mi mente: Amor.

Cómo resumir la infinidad de sensaciones, la angustia de saberse incompleto sin la presencia de esa otra alma que nos mira desconcertada buscando la misma respuesta.

Tan colmado de felicidad y no creyendo merecerla, quise escuchar de sus labios lo que sus ojos me decían con tanta claridad. Decidí romper el hermoso silencio con una frase que cualquiera que, como yo, no se atreviese a decir "te amo" habría utilizado en una situación similar:

"¿En qué pensas?", pregunté suavemente para no perturbarla.





- "En mi ex novio",

me contestó la muy PUTA.....





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