Cuando era chico, el avistamiento de un famoso era todo un acontecimiento.
Sobretodo porque era altisimamente improbable que un famoso de TV viniera a Bahia Blanca.
Recuerdo particularmente tres: Hugo Gatti (visita de Boca Juniors a la ciudad – amistoso con Olimpo), Martín Karadajian y sus famosos Titanes en el Ring (Ídem excepto lo de amistoso, aunque se utilizaron las instalaciones del club), y un individuo rubio que, según un amigo no demasiado confiable, era actor de telenovelas (nunca indagué demasiado en el por qué de sus conocimientos noveriles).
Hay un cuarto caso; el del periodista deportivo de canal 9 (de Bahía) (el Sr. Quiroga), pero no vale demasiado porque era el padre de una nena que iba a mi escuela, lo que lo volvía previsible, y además, la farándula local nunca entró de lleno en la categoría de “famosos”.
Era un famoso de oído. De segunda o tercera categoría.
Pasaron los años y otras celebridades fueron incorporándose a mi catálogo: los Fabulosos Cadillacs (me quedé con una insignificante correita del saxo que, por supuesto, perdí en menos de un mes), Miguel Mateos, Don Cornelio, Andrés Calamaro y la anécdota de pishar codo a codo, Los Pericos, Suéter, etc, (no es casualidad que sean todos músicos, sucede que en aquellos años Platenses organizábamos recitales en un centro de estudiantes que era un lujo, mire). Andrea Frigerio (en el Shopping Paseo Alcorta, en una de las muchas visitas a Baires) y más tarde, mucho más tarde, Carlitos Bala (existe el documento grafico), aunque ya nadie sepa quién es Carlitos Bala y mi sobrino me haga sentir un pelotudo que se saca fotos y le regala el autógrafo de un desconocido en lugar de llevarle el de “Viloni”. (100% lucha, burros!!)
Kevin “Jhohansen” (ni se como se escribe), en una fiesta en Mardel y otros más.
Aquí se me puede criticar mi calificación de “famoso” y ese es el real motivo del posteo.
Aquellos avistajes tenían el encanto de lo extraño, de lo inusual.
Como el oro, su valor era inversamente proporcional a su abundancia. Porque en esa época no era sencillo lograr la fama.
Sólo había cuatro canales de TV, (en Baires) y ni hablar en mi ciudad (sólo dos) y había que realizar grandes hazañas para alcanzar el reconocimiento del pueblo.
Pero luego todo cambió.
No sé si a ustedes les pasa, pero de un día para el otro empecé a ver famosos por todos lados. No sólo eso, mis allegados también me contaban avistajes cada vez más frecuentes: “Fui al Abasto y estaba Jean Pierre Noher”, “Leonardo Sbaraglia está casado con una amiga de mi cuñada”, “Acá a la vuelta vive la que conduce Mascotas y Plantas”.
Y fue el CAOS
Porque gracias al cable, Internet, los reallity, (moderna fábrica de chorizos/famosos, algunos francamente muy MUY berretas), los programas de chismes y sus panelistas, la multiplicación de tiras Adriansuarinas o Tinellistas, con elencos de doscientas personas, la conversión de Palermo en Palermo Hollywood, etc, convengamos que cualquier pavote tiene no ya sus quince segundos de fama sino sus buenos 365 días. No se puede caminar dos cuadras sin toparse con el protagonista de la tapa de Gente de la semana pasada.
BASTA!
Si todos son famosos, es como si ninguno lo fuera, ¿Dónde está la emoción de ver a Juan Cruz Bordeu si ayer me crucé a Walter Queijeiro y hoy por la mañana a Ludovica Squirru acompañada por Ernesto Sábato y Jacobo Winograd? ¡Pongamos restricciones! ¡Revaloricemos el concepto de Star System!
Elevemos el nivel de cholulismo promedio para que sólo 10 ó 15 elegidos entren en la categoría de “farándula”!
Alzo mi voz contra la proliferación en masa de famosos de cuarta!! NO NOS DEJEMOS ENGAÑAR. Basta de rebajarnos ante cualquier pelagato cuya única virtud sea la de haber salido alguna vez por tele, o salido con alguien de la tele o haber salido con el dueño de la tele.
Solemnemente me propongo aquí y ahora tratar a toda esa gente como lo que son, tipos comunes con un laburo más expuesto que el mío, nada más; o acaso ellos me vienen a pedir un autógrafo a mi??
Se van a cagar.
Che….
Ese no es Alejandro Delorte?
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