Yo sabía que no estaba paranoico. A mi, alguien me sigue...

29 de febrero de 2008

GRITO GOL


Ayer lluvia.
Hoy lluvia.

Monte hermoso con dos días de lluvias no es una opción.

Sin playa y con paseos naturales sólo realizables si sos fanático del Camel Trophic, a causa del barro omnipresente, que nos llega hasta las rodillas y nos ensucia la ropa, el culo y el ánimo, nos queda sólo el recurso del recorrido por el centro de la ciudad.

Nunca una denominación más correcta. Es propiamente el centro. Así nomás.

Una única cuadra con un paseo peatonal donde se mezclan los artesanos (unos ladri que venden chucherias pedorras fabricadas por infantes norteños encerrados en una piecita en el Tigre), 2 payasos que dan más miedo que “IT” (que se joda el que no sabe de qué hablo), 2 músicos, si se les puede decir músicos, sólo por el hecho de tocar un instrumento, con un repertorio de los más interesante, pudiendo el desprevenido oyente disfrutar de una polca, enganchada con el chu chu ua de piñon fijo (si, aún en este verano del 2008) y una versión muuuuuuy libre de un tema tecno ejecutado con guitarra criolla y un triángulo. Quiero derretirme las orejas con acido, pero las necesito para lucir un par de lentes de sol muy cancheros que me trajo Papá Noel.
Si a pesar de todo esto, la idea no lo seduce, déjeme completar el cuadro.
Ud puede, en la cuadra de las confiterías, sentarse a simular que disfruta un café que le traerán tarde y frío mientras observa como se desarrolla una curiosa ceremonia ahí mismo, frente a sus narices, y que consiste en que individuos de ambos sexos y de todas las edades, se lancen a practicar un gigantesco “pogo” que se moverá como una oruga malsana de esquina a esquina, pero siempre en la misma acera.

Es un deleite.

Si Ud. está en familia o con amigos puede apostar a ver quién queda en pie luego de tres pasadas. Los que pierdan pagan lo consumido.
Así vemos como la viejita del sweater de hilo marrón le clava el codo al gordo quemado, el que parece un palito de la selva, rosa por delante, blanco por detrás. Yo le voy a la vieja.
Un muchacho arremete contra un grupo de doceañeras. Cae al suelo, subestimó la corta edad de las pequeñas.
Más allá la vieja sigue clavando codos. Vamos todavía !!
La mesa se excita, hay un momento de estupor, parece que en el montón un granuja aprovechó para tocar una teta.
Vuelve a pasar la vieja. Se cuenta como segunda vuelta. Una más y me habré ganado el café.
Algo me inquieta, no estoy seguro pero creo adivinar una mueca de dolor en su rostro. Cojea? Por Dios ! Vamos señora, aguante, falta poco !! Trato de engañarme, no me quiero preocupar, me miento y pienso “la señora es vieja, seguro que se estaba tirando un pedo”
Siguen apareciendo olas y olas de adolescentes, cada vez más briosos, cada vez más numerosos. Los hijos de puta atacan en manada.
El gordo palito de la selva apenas asoma la cabeza en su segunda vuelta y se ahoga en un pandemonio de culitos adolescentes y toallitas femeninas. Muere feliz. Papá sabe que él estará entre los que van a pagar.
Mi hermana Andrea sonríe maliciosamente, siempre Andrea. Ha escogido a un fornido mocetón, pasa una vez, pasa dos veces. Maldición voy a perder, donde esta la vieja conchuda?
Encima este pibe debe ser tarjetero, se mueve entre la multitud con una gracia asombrosa, es un bailarín, es un esgrimista, es un pelotudo. Se resbaló en las baldosas mojadas. Culo embarrado equivale a descalificación. Golpeo la mesa y grito gol.

Nadie entiende. Mi hermana si.

Mi vieja jura y rejura que la señora del buzo rosa ya pasó dos veces. No hay manera de certificarlo, encima el rosa es un color muy de moda este verano.

La ansiedad me mata. Que pasó con la octogenaria? Los nervios me hacen ir a mear, le encargo a mi sobrinito que controle el paso de la abuelita. El me mira mordiéndose el labio inferior y maldiciendo al destino por haberme hecho su padrino.

Vuelvo, ni me lavé las manos.

- Y? yyyy? Pasó?

Nada. Ni noticias.

La pobre anciana nunca más apareció. No se quién ganó, perdí el interés. Moni… quizá mamá. No importa. Colaboré con lo consumido.

Hace rato que dejó de llover. Sin embargo, de vez en cuando unas pocas gotas me sugieren que me olvide de la playa por el resto del día.
Arrojamos a mis sobrinos en Sacoa y le propongo a mi chica ir al cine. Bahía esta cerca.
Manejo en silencio. Ella me pregunta en que pienso
- En nada - Contesto, y al ratito agrego….

 
QUE VIEJA DE MIERDA CHE!

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